03 Oct INFINITE ROBOTS
Muchos ya visteis el proceso, pero aprovecho ahora para mostraros el resultado y contaros un poco más, la escultura es una disciplina que siempre me ha maravillado, y de vez en cuando hago incursiones en ella, como si estuviéramos en la guerra, como un comando especial, entro y salgo rápidamente para liberar unos rehenes.
En esta ocasión, liberé a muchos, hice una serie que llamé “Infinite robots” de 21 caras de robot para la exposición de «Rewrite your code» en Sabotage Gallery. Son esculturas modulares para colgar en la pared, trabajando estos módulos, con las mismas piezas distribuyéndolas en diferentes combinaciones sobre una base común, resultando caras y expresiones diferentes, tremendamente divertido el proceso, trabajé con yeso hexaduro dental, que es un material de extrema dureza pero que se deja manipular muy bien, y tiene tiempos de secado y de trabajo cortos, lo cual para este proyecto era esencial.
Cada vez más intento trabajar con materiales más amables de manipular, prefiero no tener que llevar guantes y/o mascarilla y usar productos menos nocivos para mí y para el medio ambiente, en este caso el yeso fue una buena elección porque al además al estar de vacaciones tenía que trasladar mi mini-taller de escultura de un sitio a otro. me gusta la escultura que se ve que está hecha a mano, con sus huellas y sus defectos, sobretodo en esta era de las impresoras 3D que cualquiera te hace una escultura perfecta sin haber tocado más que un ordenador, no estoy menospreciando esta vía de trabajo, sólo que a mi me gusta más mancharme las manos, sentir los materiales y no morir de viejo lijando y puliendo las piezas…XD
Hice un prototipo de la base sobre la que iba a trabajar pegando piezas pequeñas encima, después con silicona hice el molde de esta base y le construí un contramolde de yeso para tener rigidez y mantener la forma de la silicona en las sucesivas copias, y para las piezas pequeñas, las esculpí todas, a veces repitiendo algunas, e intenté hacer piezas muy aleatorias, de formas y tamaños diferentes, pero sin hacer nada muy específico como ojos o bocas, quería que fueran muy polivalentes para después tener juego a la hora de combinarlas y poder ponerlas en cualquier parte de la cara a voluntad. Repetí el mismo proceso para el molde y el resultado fue fantástico, con cada reproducción, aprendía de como eliminar las burbujas de aire y de la consistencia necesaria del yeso y como manipularlo, también buscando información sobre cómo pegar las piezas entre sí y encontrar el mejor pegamento, llegué a la conclusión de que usando el mismo yeso era el mejor pegamento imaginable, y realmente si conseguía la consistencia adecuada y seguía los pasos correctamente (que fui aprendiendo y mejorando con cada reproducción), las piezas quedaban unidas de una manera brutalmente efectiva, las ponía a prueba cogiendo la pieza entera, (al ser yeso ya pesaba lo suyo), sólo asiéndola de un ojo o una oreja y eso no lo despegaría ni Chuck Norris, XD
Empecé con una idea de pintado y tuve que cambiar el plan enseguida porque me saltaba la pintura al poner las reservas para hacer las siguientes capas encima de la base. Aquí es donde la experiencia y los años, usando y probando multitud de técnicas y materiales, viendo videos y leyendo foros, me vinieron perfectos para salir victorioso del atolladero. Usando una mezcla grafito en polvo y pintura en spray, lápices de colores y tintas cromadas conseguí una base muy buena que me daba un efecto muy metálico y aparente. Para terminar les dí un acabado desgastado, con la pintura pelada entre herrumbre y suciedad que dejaba entrever el metal brillante de la carcasa que había debajo jugando con partes barnizadas mate y brillo.
Fue un trabajo apasionante donde aprendí mucho y trabajé muchísimas horas, en lo que yo llamo “trabajo de taller”, como los artesanos donde la práctica hace al maestro, al final de la serie ya sabía muy bien lo que debía y no debía hacer, lo que funcionaba y lo que no y los tiempos de secado y de trabajo entre fases. En principio no han tenido la acogida que pensé que tendrían, pero tampoco me desanimo.
Os cuento esto porque estas incursiones las hago meramente por placer, por aprender, por ponerme retos, por hacerme feliz, y son estas cosas justamente las que me dan la vida y me dan fuerzas para seguir, a veces son mejor consideradas por el público y a veces no, pero para mí son necesarias para crecer como artista y como persona.
Os invito a visitar la exposición con otros ojos y aunque algunos ya la habréis visto, creo que podréis disfrutar otra vez de esta parte escultórica desde otro punto de vista.
Hasta el 22 de Octubre en Sabotage Gallery, Calle Purísima, 5 Tercer Bajo. Valencia.